¡Bicicletas al poder!

 Imagen de muestraIgnoro cuántos años tendrán que pasar en España para ver una escena como aquélla: una larga milla de bicicletas aparcadas en los bancales del río Willamette, un pelotón de ciclistas comparable sólo a los de Tour o los del Giro, con Barack Obama esperándoles en la línea de meta de Portland. 

Bicicletas aparcadas en el río Willamette de Portland.

Ignoro cuántos años tendrán que pasar en España para ver una escena como aquélla: una larga milla de bicicletas aparcadas en los bancales del río Willamette, un pelotón de ciclistas comparable sólo a los de Tour o los del Giro, con Barack Obama esperándoles en la línea de meta de Portland.

Salvando las distancias, fue como si estuviéramos a orillas del Guadalquivir, y viéramos de pronto un kilómetro de bicis alineadas, y a miles de ciclistas urbanos camino del mítin de Zapatero (con mención de honor a Sevilla, por todo lo que ha hecho últimamente por las dos ruedas).

Mientras nuestros políticos se suben al sillín para la foto de rigor y prometen 600 kilómetros de carriles-bici para el 2016 (¡qué imperdonable atraso el de Madrid!), en Portland son los vecinos quienes han tomado desde hace tiempo la delantera. La ciudad más ecológica de Estados Unidos lleva más de treinta años marcando la diferencia a golpe de pedal (www.BikePortland.org), y demostrando sobre la marcha que se puede vivir de otra manera en las grandes urbes, que hay que reconquistar todo el terreno que cedimos ingenuamente al coche.

Esta misma semana, cientos de vecinos han ocupado más de una veintenas de calles e intersecciones para reclamar su espacio. Se hacen llamar los reparadores de la ciudad (www.cityrepair.org), y pintan de colores el asfalto, y construyen templetes y bancos de arcilla, y reinventan sus vecindarios con imaginación y vegetación, a la medida de los paseantes, de los patinadores y de los ciclistas.

 

Ciclista en la Sunnyside plaza de Portland.

La ciudad del futuro se llama Portland, que hace tiempo decidió poner freno al urbanismo salvaje y no crecer. O crecer hacia dentro, de una manera compacta e inteligente (www.smartgrowth.org), arracimando a su medio millón de habitantes de manera que coger el coche en la ciudad se convierta en un capricho contaminante e imperdonable.

Barack Obama llegó a Portland con una noticia fresca bajo el brazo: los conductores norteamericanos ahorraron 11.000 millones de millas en marzo del 2008 con respecto al mismo mes en el 2007. Se ve que el aumento del precio de la gasolina (un dólar por litro, aún muy lejos de la media europea) está haciendo estragos, no sólo en los bolsillos sino también en la mentalidad del país más motorizado del planeta.

"Tenemos que cambiar nuestros hábitos al volante", ha dicho en plena campaña Obama, que se jacta de conducir un híbrido y de tenerlo gran parte del tiempo en el garaje. Obama se ha desmarcado también de la propuesta electoralista de Hillary y McCain, partidarios de suprimir el impuesto de la gasolina entre mayo y septiembre.

Se acerca el verano, y Obama ha sido el primero en recordar aquello de "piénsalo dos veces antes de encender el aire acondicionado". Portland votó abrumadoramente por el único candidato que ha cambiado la arrogancia de Bush padre –"El estilo de vida americano no es negociable"- y ha vislumbrado la apuesta por un futuro distinto. ¡Habrá que sudarlo!

Fuente: elmundo.es